México cuenta con 177 pueblos que han sido galardonados con el estatus de Pueblo Mágico por su belleza natural, su patrimonio cultural e histórico único y su atmósfera auténtica. La magia de estos lugares está formada por fachadas coloniales, gastronomía local y coloridas artesanías, pero hoy en día se ha añadido otra dimensión importante, aunque invisible: la tecnología digital. En los últimos años, los pueblos mágicos han utilizado activamente la tecnología de la información para ofrecer comodidad a los turistas y atraer a nuevos públicos ampliando su alcance cultural.
Tequila, en el estado de Jalisco, fue una de las primeras ciudades en emprender el camino de la transformación digital. La ciudad cuenta con zonas Wi-Fi, cámaras de CCTV, señales luminosas para peatones y códigos QR que proporcionan información histórica. Los turistas que han descargado la aplicación pueden seguir las rutas de forma independiente, gracias a una audioguía. Pueden aprender mucho sobre la historia de la región y, por supuesto, sobre el tequila.
Y Valle de Bravo, en el estado de México, cuenta con su propia plataforma digital. En ella se reúne toda la información esencial, desde hoteles hasta alquiler de bicicletas. Un mapa interactivo permite planificar una ruta ecológica alrededor del lago Avandar o llamar a un guía directamente desde la habitación. Los puntos de acceso inalámbrico a Internet de la ciudad funcionan con paneles solares, una solución impuesta por la ubicación montañosa de la localidad y su limitada infraestructura.
Ciudad Hidalgo, en Michoacán, ha introducido un sistema de quioscos digitales con el apoyo del Ministerio de Turismo. Allí se puede obtener información sobre los próximos eventos culturales de la ciudad, comprar entradas para museos y solicitar un taxi si es necesario. Incluso la biblioteca local es digital: los bancos del parque tienen etiquetas que permiten descargar al teléfono historias de escritores mexicanos.
En San Cristóbal de las Casas, en el sur de México, se están desarrollando plataformas digitales locales para apoyar a los artesanos. Se han creado grupos de WhatsApp y Telegram para personas que trabajan con ámbar, cerámica, tejidos y café; los pedidos se procesan en línea y se entregan a través de servicios corporativos. Las empresas turísticas de la zona también fueron de las primeras en utilizar TikTok y YouTube Shorts como plataformas principales para promocionar sus itinerarios. Los vídeos cortos sobre las atracciones locales son muy populares.
La tendencia se está extendiendo a otras ciudades. En Tlacapaca (Jalisco), se ha creado una ruta de realidad aumentada para familias con niños: cuando se apunta con el teléfono a puntos específicos, aparecen personajes de la mitología mexicana. El teleférico turístico de Orizaba (Veracruz) está equipado con paneles informativos con toda la información necesaria y se han instalado en las calles papeleras «inteligentes» que funcionan con paneles solares.
Los hábitos de los turistas también están cambiando. Los viajeros utilizan de forma natural herramientas digitales para planificar su itinerario, pero estas herramientas también se utilizan durante el viaje. Les ayudan a encontrar un museo poco conocido mediante la geolocalización y a reservar plazas en una clase de cocina local. En su tiempo libre, los turistas también interactúan activamente con el entorno digital, aunque de una manera más informal. Algunos ven vídeos en sus teléfonos, mientras que otros prefieren sesiones de juegos ligeros. La solución más popular es un servicio de juegos con un sistema de recompensas instantáneas o bonos sin depósito, como, por ejemplo, aquí, que no requiere ni inversión ni registro. No se perciben como juegos de azar, sino como un sustituto de los juegos de mesa clásicos, solo que en formato móvil.
Las tecnologías digitales no restan autenticidad a los Pueblos Mágicos, sino que su uso demuestra que estas localidades se esfuerzan por mantenerse al día. La magia de los «números» y la magia del patrimonio histórico se unen para formar una nueva realidad.
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