El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

San Ángel: Plaza de San Jacinto y Museo del Carmen

Nota sobre San Ángel: Plaza de San Jacinto y Museo del Carmen

Los días sábados, la Plaza de San Jacinto, en pleno corazón del barrio de San Ángel, en la Ciudad de México, se perfila como un lugar idóneo para adquirir bellas artesanías, ya sea al aire libre o bien, en el famoso Bazar del Sábado, el cual se instala en una noble construcción del siglo XVII.

Cerca de la Plaza de San Jacinto, aparece una iglesia homónima, la cual formaba parte originalmente de un convento dominico dedicado al mismo santo.

Lo que destaca de esta iglesia es su notable cúpula y en su interior una antigua reja de madera y una pila bautismal realizada en ónice. No hay que perderse una visita a la Iglesia de San Jacinto, por su enorme valor estético y el encanto con que dota a este magnífico barrio.

Otro edificio de importancia en la Plaza de San Jacinto, es la casa del Risco, también conocida como la casa del Mirador.

Se trata de una casona del siglo XVIII en perfecto estado de conservación, que en fuera construida para el marqués de San Miguel de Aguayo y que en la década de 1960 fue donada a la nación. La casa del Mirador se yergue alrededor de un enorme patio central con una extraña fuente y numerosos objetos ornamentales del tiempo de la Colonia.

Si se visita San Ángel, en la Ciudad de México, es imperdible acudir al recomendable Museo del Carmen, con respecto al cual, hay que comentar lo siguiente: la escuela y monasterio carmelita de San Ángelo Mártir, realizado en los inicios del siglo XVIII, fue lo que le dio su nombre a este mágico barrio capitalino.

Con tres grandes cúpulas rematando su conjunto, con su meticuloso decorado de cerámica vidriada, este complejo conventual ha llegado a construirse como un ícono de San Ángel.

Con los años, el sitio pasó a ser nombrado como El Carmen y actualmente alberga un extraordinario museo que resguarda y exhibe muebles, creaciones artísticas y otros objetos virreinales.

Además, se conserva mucho de la original proyección interior del edificio, detalle manifiesto en la celda de los monjes o en las criptas, donde reposan una docena de momias, que fueron exhumadas durante las gestas revolucionarias. Los adornos de la iglesia del Carmen, en su interior, incluyen techos artesonados de estilo mudéjar y encantadores azulejos poblanos.

Por otro lado, la capilla de la primera planta incorpora un retablo del siglo XVIII con representaciones al oleo de santos célebres.

El Museo del Carmen atesora también diversas creaciones del excelente pintor novohispano, Cristóbal de Villalpando.