Cuando te encuentres en la Ruta del Encanto Maya, descubrirás una gran cantidad de actividades perfectas para realizarse en pareja, en familia o simplemente por el gusto de llevarse consigo un gran recuerdo.

Escondida entre la tupida selva tropical, se yergue la ciudad ancestral de Cobá. En estas ruinas mayas se localiza la pirámide más alta del vecino estado de Quintana Roo, el templo de Nohoch Muul, desde el cual podrás tener una de las más bellas vistas de la zona. Recorre, a pie o en bicicleta, estos vestigios donde también se encuentra el hogar de una comunidad maya auténtica que ha sabido ser autosuficiente aprovechando los recursos del sistema lacustre.

Visita también las Grutas de Balamkanché. Estas famosas grutas fueron descubiertas accidentalmente por un guía turístico en 1959 y hoy conforman uno de los atractivos naturales cercanos a Valladolid. Al centro de sus amplios salones cubiertos por estalactitas y estalagmitas se observa una estructura unida al suelo que asemeja al tronco de una ceiba. Se estima que el lugar tuvo usos rituales para los antiguos mayas pues en él se hallaron piezas de cerámica, conchas y trozos de jade.

Para comer, no te pierdas el restaurante Kinich, en las afueras de Tulum. El  significado de su nombre en lengua maya es “sol que sonríe”, tiene una variada carta de platos tradicionales: entradas como los papadzules, la famosa longaniza de Valladolid y empanadas de chaya, una planta parecida a la espinaca, con queso de bola. La tradicional y muy yucateca sopa de lima no podía faltar; como tampoco el dzic de venado, consistente en pierna de venado horneada bajo tierra, y acompañada por un delicioso salpicón.

La muy conocida cochinita pibil también se integra al menú, lo mismo que el relleno negro, guisado de pollo que una vez que rompe la resistencia visual por su intenso color negro, se vuelve uno de los favoritos de quienes lo prueban.  Complementan la carta uno de los postres típicos de Yucatán: el dulce de papaya, el cual se prepara cuando esta fruta aún está verde para lograr una exquisita conserva en almíbar.