El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

¿Qué son los cenotes?

Nota sobre ¿Qué son los cenotes?

Mucho se menciona a los cenotes, cuando se habla acerca de los principales atractivos turísticos del sureste mexicano.

Por este motivo, para quienes se aproximen por primera vez al tema de los cenotes, puede ser interesante conocer una definición general acerca de lo que es un cenote y cuáles son sus principales características.

Conocer esta información, nos ayudará a determinar, si los cenotes, efectivamente, serán de nuestro interés, para visitarlos en las vacaciones, o bien, cuál de los cenotes abiertos al público en la península yucateca, será el más atractivo de visitar.

Por la particular geología que tiene, el suelo de la península de Yucatán, semeja a una gran esponja, la cual, cuando llueve, absorbe mucha humedad.

El agua filtrada disuelve el terreno, lo cual genera cuevas subterráneas, las cuales pueden estar inundadas, de manera parcial o total. Si una de estas cuevas se colapsa, es entonces cuando surgen los cenotes.

La dinámica de formación de los cenotes, puede durar de siglos a milenios.

Puede haber cenotes de caverna, antiguos, abiertos y semiabiertos y su clasificación tiene que ver especialmente con la edad del cenote.

Impresionantes pozas de agua cristalina, los cenotes están conectados por una red de corrientes subterráneas y que, por su condición natural, pueden ser distintos en sus características y sus formas básicas.

Los cenotes son casi exclusivos de la península de Yucatán.

Para los antiguos mayas, los cenotes eran verdaderas fuentes de vida, y además de suministrar a los indígenas el vital líquido, se constituían en umbrales al inframundo, al espacio de contacto con la divinidad.