El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Los tlaquimilolli, oráculos del México Antiguo

Nota sobre Los tlaquimilolli, oráculos del México Antiguo

En las grandes culturas de Mesoamérica se cultivó una asombrosa práctica que ha sido motivo de profundos estudios. Se trata de la veneración a los tlaquimilolli. Muy vinculada con el culto a los ancestros, presente en otras grandes civilizaciones del mundo, en el caso de los aztecas, mayas, tarascos y huicholes, por ejemplo, la importancia que se le dio a los restos de sus antepasados sobresale, tanto, como para haber determinado notables acontecimientos de su destino histórico.

Tlaquimilolli en nahuatl significa ?cosa envuelta? y se deriva del término que en este idioma se refiere a los restos amortajados. Los tlaquimilolli fueron, por lo tanto, bultos sagrados que contenían los más diversos objetos referentes a las deidades mesoamericanas. En general, los primeros bultos sagrados fueron elaborados a partir de los restos de las deidades muertas. Por ejemplo, en la ciudad de los dioses, la gran Teotihuacan, las deidades Nanáhuatl y Tecuciztécatl se convirtieron en el sol y la luna tras arrojarse a una hoguera.

Posteriormente, el hecho de que los demás astros permanecieran inmóviles, motivo al Sol a solicitar a los demás dioses que se sacrificaran para dinamizar el firmamento. Estos últimos, antes de efectuar tal cósmico sacrificio, les legaron unas vendas a sus respectivos veneradores. Los seguidores de cada dios, pusieron en esas mantas palos con añadidos de jade o piel de jaguar. Estos envoltorios fueron los primeros tlaquimilolli y los cultos de cada deidad llevaban consigo tales bultos sagrados para realizar sus ritos y ceremonias en los diversos rumbos del México prehispánico.

Cada uno de estos tlaquimilolli llevaba el nombre del dios al que correspondían sus contenidos. De hecho, aztecas, mayas y demás pueblos indígenas mesoamericanos veneraban con más fervor a estos bultos sagrados, que a las monumentales estatuas o figuras de madera que representaban a esas mismas deidades y que hoy son motivo de admiración por parte del mundo entero.

Por otra parte, cada tlaquimilolli tiene también particulares historias acerca de su origen. Por ejemplo, el tlaquimilolli que llevaba el dios Mixcoatl, es decir ?Serpiente de nube?, era uno dedicado a la diosa Iztapapálotl ?Mariposa de obsidiana?. Los relatos indígenas nos cuentan que la diosa Iztapapálotl se convirtió en pavesas, o que se dispersó por el viento transformada en pedernales de colores. Estos fueron justamente los objetos que Mixcoatl rescató para elaborar su bulto sagrado, su tlaquimilolli.

Los aztecas por su parte rendían culto a un tlaquimilolli del dios colibrí,Huitzilopochtli. Se decía que este bulto sagrado de los mexicas contenía el taparrabo, es decir, el máxtatl, o bien, los restos de Huitzilopochtli, su dios más importante. Por lo que se refiere a los moradores de Texcoco, ellos poseían como su más valiosa prenda un bulto sagrado de Tezcatlipoca ( ?Espejo que humea?) , el cual incluía un hueso de la pierna de tal dios, o bien un espejo cubierto con mantas.

Pero además, una de las funciones más fascinantes que tenían los bultos sagrados de los antiguos mexicanos, era la de servir de oráculos para comunicar la voluntad de los dioses al mundo humano. Y así, peregrinaciones de pueblos enteros, sacrificios u ofrendas para llevar a cabo, invasiones o guerras por emprender con otras poblaciones y ciudades, todo ello era decidido de acuerdo a los mensajes que los sacerdotes comprendían a través de los tlaquimilolli.

Tal es el caso del bulto sagrado de Huitzilopochtli, que guió a los aztecas por muchas rutas del Anahuac hasta llegar a donde fundarían la gran ciudad de Tenochtitlan, o bien, los indígenas, quienes de igual manera, siguiendo las instrucciones del tlaquimilolli de su diosTezcatlipoca, llegaron al lugar donde fundarían Texcoco.