El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Ciudad de Oaxaca

Imagen de Ciudad de Oaxaca

Ciudad de Oaxaca

El nombre de Oaxaca proviene del náhuatl HUAXYACAC que significa "en la nariz de los guajes", dado por la abundancia de guajes que había en el lugar. El clima es primaveral durante todo el año, con una temperatura promedio anual de 22°C.

La Cd. de Oaxaca es una mágica combinación de arquitectura colonial en cantera verde, zonas prehispánicas y una cultura indígena que se manifiesta en hermosas y profundas tradiciones, artesanías de primer nivel mundial y una gastronomía capaz de conquistar al más exigente de los comensales. Además de ser patrimonio de la humanidad.

Oaxaca ha recibido diversas denominaciones tales como: “Ciudad de Jade” y la “Verde Antequera”. Esto porque la mayoría de los edificios se construyeron con cantera verde, labrada por la mano de los indígenas oaxaqueños; está llena de sitios y monumentos portadores de un mensaje espiritual del pasado. En arqueología existen edificios y reliquias prehispánicas que aún hoy en día no se han logrado descifrar.

De la época colonial aún se puede saber de las viejas fincas, de los conventos y de las 29 iglesias de la ciudad que dan testimonio del transplante de la vieja civilización europea sobre tierras americanas.

La ciudad cuenta en sus museos con muchos de los más valiosos tesoros regionales, entre los que destacan las joyas de la Tumba 7 de Monte Albán. Goza, también, de la mejor representación de la pintura oaxaqueña, encumbrada internacionalmente por la obra de Rufino Tamayo, Rodolfo Morales y Francisco Toledo, y, a través de sus mercados, exhibe y difunde una de las más ricas y variadas producciones artesanales de México.

Si bien el Centro Histórico de Oaxaca cuenta con por lo menos una docena de edificios sacros virreinales de notable valía, pocos alcanzan la belleza de la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad.

Se trata de una antigua construcción localizada en las proximidades de la Catedral, justo frente al tradicional Jardín Sócrates. Su arquitectura data de 1690. Cuenta con un gran portal en forma de biombo y sobresale por la manufactura delicada de sus relieves y la perfección de sus esculturas.

La Basílica de Nuestra Señora de la Soledad es una de las más relevantes muestras del barroco mexicano, y conjuga un gran merito estético con la profunda religiosidad que se desprende de su sublime atmósfera.

En el interior se atesoran varias obras de arte novohispanas de notable virtuosismo como por ejemplo, las inspiradas en el éxtasis de San Agustín, María Magdalena, Santa Teresa, Santa Catalina mártir, San Jerónimo y Santa Úrsula.

De todos los mercados de la capital, el más popular quizá sea el 20 de Noviembre, especializado en comidas, muy frecuentado por los oaxaqueños y capaz de seducir, como los mercados indios, sólo por la calidad de sus aromas. A la entrada se sitúan los vendedores de chicharrones, los puestos de cecina, tasajo y tripitas secas; luego forman los vendedores de chocolate, los puestos de pan.

Al fondo se sitúan las barbacoas y las fondas, en las que a todas horas es posible disfrutar de un antojito o de una comida más seria: tasajo de hebras, por ejemplo, seguido de huevo en salsa con ramas de epazote, enmoladas, chilaquiles de frijol, quesillo y, para rematar, frijolitos con hierba de conejo y chochollotes y una buena taza de atole blanco de granillo.

Oaxaca es un auténtico mosaico de atractivos turísticos. Es como una artesanía multicolor, por supuesto, creada por manos zapotecas, capaz de encantar a turistas de los gustos más variados. La ciudad de Oaxaca, en este sentido, sobresale por la completa infraestructura turística que ofrece a los visitantes. Tomemos el caso de los restaurantes de Oaxaca. Se trata de lugares estupendos con pintorescas ambientaciones y esmerada atención.

En Oaxaca se acostumbra año con año preparar una serie de actividades culturales de notable valía por el colorido simbolismo que manejan. Recordemos que el día de Muertos es una celebración de tipo pagano-cristiano, que se lleva a cabo para venerar el recuerdo de todos los santos y difuntos más queridos.

Por ejemplo, las semanas previas a los días culminantes de la tradicional fiesta del 31 de octubre al 2 de noviembre, se compone la sugestiva “Plaza de muertos”, una ancestral costumbre que consiste en acumular en un solo sitio todos los elementos que se precisan para adornar los famosos “Altares de Muertos”.

Y así, los visitantes pueden presenciar la manera en que las ofrendas repletas de flores, las calaveras de azúcar, los frutos secos, dulces, suculentos guisos y el sabroso mezcal son colocados a la espera del arribo de las almas, jubilosas por la honra que se les brinda con la memoria y el tributo de este antiguo homenaje.

En el mercado Benito Juárez Maza hay también puestos de frutas, verduras, flores, nieves y aguas frescas, huipiles, faldas, bordados, sedas, alebrijes, los pescaderos que ocupan todo una calle, los fruteros y los distribuidores de quesillo, el queso oaxaqueño, formado por tiras deliciosas que, enrolladas unas con otras, acaban por componer un gran queso circular.

Oaxaca es una entidad multifacética con una oferta turística igual de variada. Personas de todas las edades pueden disfrutar de las maravillas del territorio oaxaqueño, en una fiesta de colores, sabores, tradiciones y texturas. En lo que sigue les comentaremos algunas de las mejores atracciones de Oaxaca para niños.

Para disfrutar de la convivencia familiar, nada mejor que estos sitios, muy interesantes para todo el público, por instructivos y entretenidos.

El Jardín Etnobotánico de la ciudad de Oaxaca, nos da la oportunidad de conocer más de cien variedades de plantas, todas ellas naturales de esta región del territorio nacional.

También es muy atrayente dar paseos por la Alameda local y conocer el mágico ambiente que se vive en las tardes en la capital oaxqueña.

Desde Oaxaca se alcanzan con facilidad las grandes ciudades con maravillas prehispánicas (Monte Albán, Mitla, Yagul, Lambityeco), Santa María del Tule con su árbol milenario

Se efectúan fiestas y celebraciones durante casi todo el año. Cada uno de los templos celebra dos o tres festividades anuales. A esto se suman las fiestas que son producto de las viejas costumbres y tradiciones, así como los eventos y espectáculos organizados para el esparcimiento del pueblo.