El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Aventúrate en el Cañón de los Tres Molinos y La Ferrería

Nota sobre Aventúrate en el Cañón de los Tres Molinos y La Ferrería

Durango es un edén para los ecoturistas, ya que ofrece como pocos otros estados de la República Mexicana, lugares fascinantes para la exploración de los entornos silvestres y la máxima aventura.

En lo que sigue, mencionaremos dos parajes sobresalientes en el territorio duranguense, en los cuales es factible, además de divertirse, aprender de los ecosistemas de aquellas regiones norteñas y al mismo tiempo, descubrir la resistencia de nuestro propio ser, frente a ambientes de naturaleza pura. Cañón de los Tres Molinos

Es un sitio donde se vinculan los ríos Chico y Los Arcos, justo donde un manantial de aguas subterráneas sirve como un prodigioso espejo del firmamento.

Este es el cañón de los Tres Molinos, con barrancas rebosantes de encinos y de pinos, sirviendo como marco del Río Tunal. Al mismo tiempo, arroyos diminutos se dispersan en la Presa Guadalupe Victoria. En este lugar las condiciones geográficas resultan propicias para la práctica del montañismo y del rappel. De igual manera, en el Cañón de los Tres Molinos, es posible tomar gratos baños de agua trasparente, o bien sumergirse en pozas de aguas termales hasta eliminar por completo el estrés.

No hace mucho tiempo se instalaron en el lugar sanitarios y asadores, de tal suerte que, allí se puede acampar, o tomar almuerzos campestres, en un entorno de viento, fronda y cantos de pájaros.

Las muchas veredas que allí se observan, invitan la práctica del ciclismo de montaña, el senderismo o la observación de los ecosistemas del lugar. La Ferrería

Con el objetivo de explotar el vasto yacimiento de hierro del Cerro del Mercado, en el siglo XIX se instaló una fundidora de hierro en ciertos parajes duranguenses.

Esta fundidora aprovechaba el agua del Río Tunal y el carbón vegetal que se extraía de las laderas de los cerros del sitio. Con el paso del tiempo, la Ferrería, cambió de propietarios, hasta que llegó a ser una bella casa grande, similar a las de las haciendas, que hoy motivan admiración y nostalgia a quienes gustan del turismo en nuestro país. Hoy en día, el caso de la Ex Hacienda de San Francisco de la Ferrería de Flores, se ha transformado en una especie de museo de sitio, de gran valía histórica y que además puede ser rentado para eventos especiales. Cerca de este lugar se localiza, la también fascinante área arqueológica de La Ferrería, que recomendamos mucho conocer.