El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Villahermosa, la esmeralda del sureste

Nota sobre Villahermosa, la esmeralda del sureste

Mucho más que una puerta de acceso al cercano sitio arqueológico de Palenque, esta laberíntica ciudad de 350 mil habitantes merece ser explorada a la vieja usanza.

Hernán Cortés desembarcó en la desembocadura del río Grijalva en 1519, durante su conquista de México. Aquí fundó la primera ciudad europea en el continente americano (Santa María de Victoria). Debido a las frecuentes incursiones de piratas, la ciudad costera fue trasladada cada vez más hacia el interior, a lo largo del río Grijalva, hasta alcanzar su ubicación actual, más defendible. Villahermosa continuó siendo una ciudad estancada durante siglos hasta que, tras el descubrimiento de grandes depósitos de petróleo en alta mar en la década de 1970, despertó de años de letargo económico y sufrió una gran transformación.

La ciudad se extiende a lo largo de la orilla occidental del río Grijalva, y cuenta con una red irregular de carreteras que pasa al lado de lagunas, pantanos y humedales.

Además de las comodidades modernas de la ciudad (centros comerciales, hoteles, restaurantes de calidad, etc.) y de una prosperidad financiada por el petróleo, dos características distinguen a Villahermosa de otras ciudades del sur de México: sus hermosos parques y los tabasqueños, quienes disfrutan encontrarse en grandes reuniones sociales. El lado occidental de Villahermosa tiene hermosos lagos bordeados por parques con senderos de piedra, palmeras reales, jardines bien cuidados, centros para conferencias y teatros al aire libre. Árboles tropicales floreados (especialmente en marzo y abril), monos aulladores, y un denso follaje dan un toque de color vibrante y una calidad exótica inconfundible a esta “Esmeralda del Sureste”, un México muy diferente del estereotipo común semidesértico. Al igual que los verdes intensos de Chiapas, el follaje tropical de Tabasco a menudo toma por sorpresa a quienes lo visitan por primera vez.

La peatonal Zona Luz es muy popular entre los turistas y los habitantes locales por sus tiendas, cafés y el placer de ver pasar a la gente; la proximidad de la zona con el río le proporciona un encanto adicional.

A pesar de que su aire provinciano se está comenzando a reducir por la comercialización, la zona es agradable y animada durante el día y tiende a calmarse al caer la noche. Varios restaurantes cuentan con aire acondicionado; también encontrarás algunas galerías de arte y músicos que tocan la tradicional música de marimba del estado. Asimismo, este sitio cuenta con una atractiva y recién remodelada explanada, desde donde podrás embarcarte en un placentero viaje por el río Grijalva.

Otros atractivos en el centro histórico incluyen la Casa de los Azulejos, un hotel de principios de siglo con una ecléctica mezcla de estilos arquitectónicos.

Este recinto alberga actualmente el encantador Museo de Historia de Tabasco y cuenta con exhibiciones de la historia de la región desde la época prehistórica hasta la era moderna. El revestimiento de azulejos en el interior es impresionante, al igual que las vistas de la ciudad desde el balcón del segundo piso.