El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Un fin de semana en Guanajuato

Nota sobre Un fin de semana en Guanajuato

QUÉ HACER: Acámbaro es la primera población guanajuatense al entrar desde el sur por Michoacán, una ciudad más conocida por sus enormes panes de dulce que por sus añejas construcciones franciscanas (vale la pena conocer el Museo Regional de Acámbaro).

Bastan 27 km desde Salvatierra para entrar al Valle de Santiago, conocido como "el país de las siete luminarias", en referencia a siete enormes cráteres volcánicos esparcidos por la región.

El primero está en Yuriria, que significa en purépecha "Lugar del lago de sangre", ya que aquí el cráter formó un lago de aguas rojizas. En este lugar destaca el Convento de San Agustín.

Continuando hacia Salamanca se llega al "Rincón de Parangueo", el cráter más extraño de todos, al que se accede por un angosto y oscuro túnel que llega a un lago salitroso.

Parangueo es un paisaje único en México, tan extraño, que los guías locales se aventuran a contar decenas de historias sobre extraterrestres, fuerzas cósmicas, culturas prehispánicas y otras historias que ocultan el verdadero origen volcánico de este lugar.

Por donde sí pasó una civilización prehispánica es Plazuelas, una zona arqueológica de reciente apertura, muy cercana a la ciudad de Pénjamo.

Plazuelas fue abandonada hace más de mil años, pero sus edificios de cantera siguen dominando el valle.

Atotonilco no ha cambiado mucho desde el siglo XVIII.

No hay rincón que no esté decorado con escenas religiosas, tanto que le ha ganado el mote de "Capilla Sixtina mexicana". La destreza con que las manos novohispanas decoraron el Santuario de Atotonilco, le ganaron ser patrimonio de la Unesco.

El último lugar del viaje es Salamanca, una ciudad claramente inspirada en la original española, con decenas de parroquias, templos y plazuelas.

Destaca el Templo de San Agustín o "Casa del oro", que alberga uno de los retablos barrocos más grandes y mejor logrados del país.

CÓMO LLEGAR: Primera Plus tiene autobuses desde la ciudad de México a Salvatierra, Salamanca y Atotonilco (primeraplus.

com.mx). Para desplazarse entre los destinos existen numerosas corridas de autobuses locales.