El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Oaxaca, sueños hechos alebrijes

Nota sobre Oaxaca, sueños hechos alebrijes

¿Qué hacer después de un día de sol y diversión en las Bahías de Huatulco? Las tardes son más frescas y se antoja un paseo tranquilo para relajar el cuerpo y alistarse para una nueva aventura.

En Huatulco, la mayoría de los visitantes opta por visitar La Crucecita, el pintoresco pueblito ubicado en el corazón de Bahía San Cruz, donde se vive el ambiente local –cálido y espontáneo- de la costa oaxaqueña. ¿Qué puedes hacer en La Crucecita? Pues bien, de aquí parten los tours hacia el resto de las bahías de Huatulco; también puedes saborear típicos platillos de la región, desde mariscos y pescados, pasando por las tradicionales recetas oaxaqueñas, hasta llegar al mezcal, bebida típica de Oaxaca hecha de agave. Una rica nieve o un agua de sabor te acompañarán en la misión más divertida que puedes realizar en La Crucecita: ir de compras.

Oaxaca se distingue también por tener una gran cantidad de artesanías y productos gastronómicos.

En tu recorrido encontrarás un sinfín de tiendas donde podrás adquirir mole, quesillo, tlayudas, chapulines aderezados con sal y ajo, además de chocolate y mezcal. Las elegantes piezas de barro negro y los alebrijes son algunos de los más representativos, aunque también los tapetes y ropa típica aportan sus texturas y vivos colores. Es difícil mantener la cartera guardada, especialmente hablando de los alebrijes. Estas fascinantes figuras se hacen con madera de un arbusto llamado copal, el mismo del que se obtiene el incienso.

Esta madera, tan maleable, permite crear figuras muy elaboradas, que combinan características de mamíferos, aves, reptiles o animales fantásticos, como los dragones.

La pieza se talla y se pule hasta que queda perfecta, y entonces, empleando toda la imaginación posible y pintura acrílica de todos colores, va surgiendo un alebrije único, irrepetible. Muchas piezas creadas en los talleres de Oaxaca son verdaderas obras de arte. Éstos se encuentran en zonas apartadas de Huatulco, así que si tu viaje es exclusivamente a este destino, te recomendamos llevar contigo algunos alebrijes y sorprender a tus amigos con estas piezas que parecen haber emergido de un sueño.