El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

La vista impresionante en Cenote de Kankirixche 

Nota sobre La vista impresionante en Cenote de Kankirixche 

Si existe un lugar que ningún viajero interesado en las playas y lugares cautivantes de nuestro México se debe perder, este es el cenote de Kankirixche.

Es un sugestivo cuerpo de agua que se encuentra en las cercanías del pueblo de Maní, en el estado de Yucatán. Arribar a esta comunidad es hacerlo en un paraje imbuido del hechizo maya, un espacio colmado de referencias históricas, mitos y leyendas relacionadas con los habitantes prehispánicos del lugar. Los vestigios arqueológicos que todavía se mantienen en pie, en Maní y las cercanías del cenote Kankirixche, nos acercan a un pasado inmemorial, pleno de eventos importantes para la historia maya.

Por lo anterior es que resulta tan aconsejable visitar Kankirixche: pocas experiencias turísticas resultan tan memorables como indagar en los secretos de este impresionante cenote.

Los visitantes hallarán en Kankirixche un verdadero monumento natural, capaz de cautivar al más exigente de los viajeros. Aparece en un entorno profuso de plantas y árboles, por lo cual, se proyecta como una referencia ineludible para los aficionados al ecoturismo.

Kankirixche es un nombre que significa en lengua maya ?fruto del árbol amarillo? y que hace referencia a un árbol que crece en la boca del cenote.

Los turistas encontrarán en Kankirixche un espacio ideal para practicar el buceo de caverna, puesto que las piedras que se ven en el fondo no se deben solamente a los fragmentos que se han desplomado del techo por dinámicas geológicas, sino también a la gran cantidad de estalagmitas, estalactitas, fragmentos de cerámica y de restos óseos de los antiguos mayas, que se han ido acumulando con el paso del tiempo. De tal suerte que explorar de manera submarina este cuerpo de agua es como viajar en el tiempo, a ese ambiente atávico y mágico de los pobladores originales del lugar.

El área de la caverna que está bajo el agua es una de las más grandes de las que se tienen noticia hasta la fecha en el territorio nacional.

Y es que tiene profundidades que van de los cinco a los cincuenta metros. Además, el cenote Kankirixche tiene forma circular y un diámetro de aproximadamente noventa metros.

Maní nos hace recordar uno de los más trágicos eventos en la historia del mundo maya, puesto que, en 1562, Fray Diego de Landa, al saber que existía una cueva en donde los indígenas habían escondido códices y manuscritos, realizó una gran matanza de indígenas, además de quemar ídolos, altares y varios rollos de escritura jeroglífica con el registro histórico de la cultura maya.