El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Guachochi la Sierra Tarahumara

Nota sobre Guachochi la Sierra Tarahumara

A tres horas de Parral y a través de una serranía que empieza a nacer, con cerros suaves y una vegetación cada vez más boscosa, aparece Guachochi, una ciudad donde, primero a la fuerza y después con un notorio respeto mutuo, conviven mestizos y tarahumaras.

Cada 15 días llegan a Guachochi indios de rincones inauditos de las barrancas a intercambiar sus productos y a hacer alguna venta a los chabochis, o como ellos nombran a las personas de piel más clara que la suya.

Éstos son en su mayoría comerciantes, agricultores, ganaderos o trabajadores de lo que los llevó hasta ahí a principios del siglo XX: la madera. Se vivieron un sinfín de injusticias hasta mediados del siglo pasado, pero poco a poco las condiciones han sido más equitativas.

Un afortunado factor de cambio es el ecoturismo.

Con ayuda del gobierno, Guachochi pretende ser una alternativa frente a Creel como estación para quien se mueve por las Barrancas, pero con el toque de colaboración con los tarahumaras. Y lo están logrando. La ciudad cuenta con los servicios básicos —banco, hoteles, restaurantes—, y está desarrollando proyectos muy interesantes como el Lago de Las Garzas —Guachochi significa eso: lugar de garzas—, donde se puede pescar una trucha de buen tamaño o dar una vuelta en un barco de pedales.

Más adelante, esas mismas aguas alcanzan un pequeño parque llamado El Salto, con una cascada de 15 metros y por donde se tiene proyectado que cruzará una serie de tirolesas.

Los proyectos más importantes son los que involucran a los tarahumaras en la administración de sus propias tierras. Un buen ejemplo es Agua Caliente.

A 40 minutos de carretera y media hora en terracería, al norte de Guachochi, existen unos manantiales de donde surge el agua a temperaturas alrededor de los 40 y 45 grados centígrados.

Un grupo de ejidatarios le ha construido albercas, cabañas y asadores. Todo está muy limpio y ordenado y los tarahumaras son buenos platicadores, siempre y cuando no se les apunte con una cámara de forma invasiva. La zona es muy bonita, especialmente en verano. Hay un área para acampar y realizar caminatas.

Más cerca de Guachochi, antes de comenzar un buen trecho de terracería, aparece la laguna de Ochócachi, frecuentada por los lugareños los fines de semana para pescar o acampar.

Aquí los atardeceres pintan el cielo y el espejo de agua de doble belleza, en tonos que sin prisa pasan del anaranjado al azul, al violeta, al negro.

A sólo veinte minutos de Guachochi, la barranca Sinforosa tiene unas vistas maravillosas, llenas de color y grandes cañones.

Unos cuantos minutos en alguno de sus miradores te inyectará paz y tranquilidad para los siguientes meses de tu vida.