El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Conoce sobre la música virreinal y barroca en México

Nota sobre Conoce sobre la música virreinal y barroca en México

La evolución de la música en nuestro país, tuvo una gran relevancia histórica, puesto que a través de ella, se tuvo una manera no agresiva de acercar a los indígenas mexicanos a las doctrinas católicas, traídas por los españoles.

Por tal razón, en la Nueva España se cultivó un estilo musical tan esplendoroso y colorido como el barroco que en esas fechas se creaba en el continente europeo. Por lo general, las composiciones musicales novohispanas, se orientaban a las celebraciones religiosas de la época, pero algunas veces, simplemente trataban de expresar vivencias profundas y muy humanas.

Con relación a la música religiosa en el México virreinal, las formas vocales que se importaron de Europa incluyeron el motete, el villancico y la misa, esta última inspirada en las cinco partes del ordinario de esta celebración católica.

Los encargados de enseñar las técnicas de interpretación musical, particulares del barroco, a nuestros antepasados indígenas, fueron los frailes misioneros.

Por ejemplo, un par de años tras la caída de Tenochtitlan llegaron a la entonces Nueva España los religiosos franciscanos Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Ayora para enseñar a los nativos de México el evangelio.

No obstante, para facilitar la comprensión de estas sacras enseñanzas, abrieron una escuela, en donde, como parte de la instrucción brindada a los indígenas, se incluía la música y el canto. Esta escuela se localizaba en Texcoco y los alumnos aprendían de los frailes, canto gregoriano o canto llano, polifonía, técnicas de ejecución instrumental y la construcción de estos mismos instrumentos.

También impartieron clase en este colegio franciscano, maestros llegados de España, Italia y Portugal.

Estos docentes no eran improvisados, sino verdaderos expertos que hallaron en los indígenas de México y los esclavos afroamericanos, una fuente de talento y creatividad que enriqueció notablemente a la música barroca. En poco tiempo, en las admirables iglesias y catedrales novohispanas, se dejaron escuchar coros de indígenas y afroamericanos ejecutando polifonías de celestial sonido, al ritmo de flautas, arpas y guitarras en un espectáculo noble y de gran belleza estética.

De entre los compositores europeos que más influyeron en las composiciones musicales del barroco mexicano, hay que mencionar a Händel, Vivaldi, Albinoni y el gran Johann  Sebastian Bach.

Uno de los compositores más importantes de música barroca mexicana fue Antonio Sarrier; otro, igual de relevante, fue Juan Matías, de origen indígena y que llego a ser maestro de capilla en la sede diocesana de Oaxaca.