El Programa de los 177 Pueblos Mágicos de Mexico, desarrollado por la Secretaría de Turismo en colaboración con diversas instancias gubernamentales y gobiernos estatales y municipales, contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Más que un rescate, es un reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares de la geografía mexicana y han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica que encierran.

Cásate en una Hacienda de México

Nota sobre Cásate en una Hacienda de México

México cuenta con un gran número de haciendas, hermosas fincas de estilo colonial español, con grandes jardines, las cuales han sido restauradas, amuebladas y equipadas lujosamente con todas las comodidades del siglo veintiuno.

Las haciendas son magníficos lugares para una boda: gruesas paredes, bóvedas altas, frescos e inmensos patios y jardines con árboles centenarios, y fuentes y capillas impregnadas de historia e incienso.

Las haciendas son adecuadas especialmente para personalidades tradicionales, elegantes y románticas. Dispersas por todo el país, las haciendas han vuelto a la vida como hoteles y sedes para la celebración de bodas llenas de alegría.

Podrá encontrar hermosas haciendas en casi todo México: Morelos, Michoacán, Yucatán, Jalisco y Oaxaca; a un lado de las playas, cerca de sitios arqueológicos, en los bosques y a un lado de las montañas. Todos estos lugares tienen su propio toque mágico, pero al mismo tiempo son totalmente mexicanos. En su momento, las haciendas fueron centros de producción. Hay hacienda henequeneras, haciendas ganaderas, haciendas tabacaleras, y haciendas donde se produce chocolate o mezcal. Las que no cuentan con instalaciones apropiadas, le ayudarán a organizar tanto ceremonias en la catedral local, como en cualquier otro templo de su elección.

La recepción puede realizarse, ya sea en el edificio principal de la hacienda, o afuera, en los jardines y patios, si el número de invitados requiere de mayor espacio. La comida tradicional que se servía en los banquetes de boda solía ser arroz y mole de guajolote, pero actualmente existen excelentes servicios de comida y bebidas con todo tipo de cocina internacional. Al estar en México, tal vez prefiera sorprender a sus invitados con la deliciosa cocina mexicana, la cual ha sido reconocida mundialmente.

Al pensar en la decoración, se encontrará con que el único límite es su propia imaginación, puesto que las combinaciones de flores, follajes y frutas son maravillosas y casi infinitas. También hay hermosas flores de papel que puede usar junto con tiras de papel picado, una artesanía mexicana tradicional. Piezas de barro, vidrio o plata en el centro de las mesas, les proporcionará un elegante toque de tradición mexicana. Mientras sus invitados esperan para poder entrar a las salas del interior, la mayoría de las haciendas les ofrecerán bebidas o deliciosos jugos de fruta natural, servidos a la sombra de buganvilias, framboyanes, o jacarandas. Y, para completar este hermoso días, ¡puede pedir fuegos artificiales que llenen el cielo de estrellas colores frente a los asombrados ojos de sus invitados!

La música dependerá de sus gustos y el tipo de ambiente que desee crear, pero no hay nada más nostálgico que unos violines o marimbas en el fondo, o tal vez una alegre batucada y para cerrar la velada, la entrada triunfal de los mariachis, una tradicional banda de música para bodas.

La novia, generalmente vestida de blanco, con un velo que simboliza su pureza, también puede ser innovadora, usando un hermoso rebozo o estambre atado en el pelo, de una manera sofisticada. El novio puede usar un traje de charro (el típico traje formal mexicano), el cual es varonil, y en sus versiones modernas, muy elegante. Algunas de las haciendas cuentan con maravillosos spas y temascales (un baño típicamente mexicano, enriquecido con hierbas) que la relajará y animará su estado de ánimo después de tantos días de preparación para el gran día. 

Las bodas en haciendas son distinguidas, románticas y siempre inolvidables.